Al trance de tener que someterse a un tratamiento de quimioterapia,
los pacientes españoles de cáncer hematológico (como la leucemia, entre
otros) tienen un motivo más para preocuparse. Si durante el periodo en
el que están recibiendo la terapia les toca renovar el carné de
conducir, no podrán hacerlo.
Habrán de esperar tres meses tras la última sesión para poder hacerlo, siempre con el informe favorable de un médico.
Además, una vez que se les conceda la renovación del permiso
éste tendrá una validez de tres años,
muy lejos de los 10 habituales. Tan sólo cuando pase una década desde
la remisión completa de la enfermedad, acreditada por otro informe
médico, el paciente de cáncer podrá renovarse el carné en igualdad de
condiciones al resto de la población.
Para Jesús García Mata, portavoz de la Sociedad Española de Oncología
Médica (SEOM) y jefe del Servicio de Oncología Médica del Complejo
Hospitalario de Ourense, esta medida es "exagerada" ya que, en la
mayoría de los casos, los pacientes que reciben quimioterapia pueden
hacer una vida "perfectamente normal".
"Estos pacientes tendrán que esperar tres meses desde la última sesión y un informe favorable del médico"
El reglamento, según este experto,
"no se ajusta a la realidad del tratamiento",
sobre todo si se tiene en cuenta que, en muchas ocasiones, la
quimioterapia se prescribe con fines preventivos, es decir, a pacientes
que se han curado con la cirugía, a los que se quiere ofrecer un seguro
extra para evitar recurrencias. Además, la exigencia de que hayan pasado
tres meses desde el fin de la 'quimio' está lejos de la realidad en el
caso de los pacientes con cáncer avanzado que pueden tener que recibir
terapia de por vida.
El presidente de la Sociedad Española de Medicina de Tráfico (SEMT),
Fernando Pérez Torralba, no cree que el reglamento (recogido en el anexo
IV del Real Decreto 818/2009, actualizado a su vez de un RD de 1997)
choque con el estado de salud real de los pacientes. "En los últimos
años ha ido sufriendo diferentes modificaciones con la finalidad de
adecuar los criterios de aptitud a los avances científicos y técnicos,
flexibilizar e individualizar la evaluación de los conductores, sin
olvidar el riesgo que suponen determinadas patologías".
Desconocimiento de la normativa
"Nosotros también somos médicos", subraya otra portavoz de la citada
SEMT. En la calle, muchos expertos no están familiarizados con esta
normativa, lo que se traduce en un desconocimiento similar por parte de
los afectados. Así, en los numerosos foros de pacientes oncológicos, se
pueden leer mensajes advirtiendo sobre este asunto e, incluso,
recomendando renovar el carné de conducir antes de que se empiece a caer el pelo para evitar sospechas por parte de los funcionarios encargados de llevar a cabo la renovación.
Aunque el reglamento especifica que el tipo de cáncer ha de ser hematológico, los foros de pacientes de esta enfermedad
recogen muchos casos de afectados por otros tipos de cáncer
que no han conseguido renovar su permiso al decir que estaban
sometiéndose a quimioterapia. "Es una mala interpretación del
reglamento", afirman desde la Dirección General de Tráfico.
Esta medida supone "un añadido más a las complicaciones a las que tiene que hacer frente un paciente oncohematológico".
Desde el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), consideran
que esta normativa supone "un añadido más a las complicaciones a las que
tiene que hacer frente un paciente oncohematológico". Desde esta
entidad, comentan que tienen previsto iniciar gestiones con la Dirección
General de Tráfico para
"que acepten una revisión del anexo indicado que se ajuste más a la realidad de estos pacientes".
La razón es que, a su juicio, las personas con este tipo de patologías
reciben una serie de tratamientos que no reducen sus capacidades de
conducción "en una mayor medida que pacientes de otras patologías no
consideradas en el Real Decreto".
Sin embargo, Pérez Torralba apunta a que la revisión del anexo de
1997 se realizó en colaboración con las sociedades científicas de las
distintas materias. "Los criterios de aptitud y las modificaciones de
los mismos derivan siempre de reuniones de expertos en las diferentes
materias: sociedades científicas y profesionales médicos de los
organismos implicados, la Dirección General de Tráfico y el Ministerio
de Sanidad".
El coordinador general de la Federación Nacional de Sociedades contra
las Enfermedades Renales ALCER, Juan Carlos Julián señala que el
problema no se refiere sólo a los pacientes oncológicos o a los del
colectivo que él representa, los renales, sino que
"el mecanismo de control está fallando".
El Reglamento General de Conductores publicado en junio de 2009 que
regula la renovación del permiso de conducir establece que una persona
que ha recibido un trasplante de riñón no puede renovarlo hasta que
hayan pasado más de seis meses. Entonces, y siempre con el informe
favorable de un nefrólogo, podrá obtener o prorrogar el permiso "con un
periodo de vigencia establecido a criterio del facultativo". Lo mismo
sucede con los que reciben diálisis.
Pero Julián comenta que no hay forma de controlar que el aspirante a
renovar el carné tenga problemas renales. "No te piden informes, ni
nada, si el paciente no lo dice, se puede renovar el carné por 10 años,
como todos. La medida podría tener sentido en algunos casos, no en
todos, pero ¿qué más da si no existe un control?", reflexiona el
coordinador de ALCER, que cree que la prohibición o no de renovar el
carné de conducir
tendría que hacerse individualizada según el estado de cada enfermo.
Sin tener en cuenta las opiniones
Para el director general de la Organización Nacional de Trasplantes
(ONT), Rafael Matesanz, la prohibición de renovarse el carné hasta seis
meses después de recibir un trasplante de riñón no pretende prevenir los
inconvenientes de la intervención quirúrgica, "que cada vez es más
simple", sino los de
la situación metabólica y hemodinámica inestable
que acompaña los primeros meses del postrasplante, así como las
consecuencias de la medicación inmunosupresora y las eventuales
complicaciones de rechazo o infecciones, más frecuentes durante este
tiempo.
Matesanz no se muestra en contra de esta prohibición recogida en el reglamento, pero señala que los legisladores
"nunca han pedido opinión" a la ONT.
Aunque la medida la medida le parece "razonable", este experto especula
con que se haya redactado basándose "en prácticas antiguas que no se
han modificado".
El presidente de la sección de Electrofisiología y Arritmias de la
Sociedad Española de Cardiología, Ignacio Fernández Lozano, también está
de acuerdo con las restricciones por problemas de salud y, de hecho,
señala que los cardiólogos advierten sobre las mismas a sus pacientes.
Sin embargo, este especialista del Hospital Puerta de Hierro reconoce
que los tiempos establecidos por la ley española
son "un poquito exagerados"
y va más allá: "El legislador español no consulta con las sociedades
científicas a la hora de actualizar una Ley; en medicina se suelen dejar
aconsejar por amigos que no suelen estar a la altura".
Las guías de la Sociedad Europea de Cardiología establecen tiempos menores que los del reglamento español
Fernández Lozano comenta que las guías de la Sociedad Europea de Cardiología, a las que están adheridas la SEC,
establecen tiempos menores
que los del reglamento español. Así, por poner sólo un ejemplo, esta
sociedad europea fija en cuatro semanas el tiempo de espera recomendable
para un paciente que ha recibido un desfibrilador automático
implantable si es para prevención primaria y tres meses si se inserta en
prevención secundaria (pacientes que ya han sufrido un evento
cardiaco). El reglamento español no distingue el criterio de
implantación y fija seis meses como periodo mínimo sin carné de
conducir, que se podrá prorrogar con un periodo máximo de vigencia de un
año.
Uno de los colectivos de pacientes más enfadados con la regulación en torno al carné de conducir son los
diabéticos.
Sin embargo, desde la SEMT señalan que precisamente en esta patología
se ha centrado la última actualización del reglamento, que data de 2010.
"Las últimas modificaciones en el Anexo IV en relación con la diabetes
mellitus se han realizado tras el estudio de un grupo de expertos en
diabetes convocados en la Unión Europea, al efecto de actualizar los
criterios de aptitud para conducir en el Anexo III de la Directiva del
Permiso de Conducción".
Pero a pesar del cambio para incluir algunas de sus reivindicaciones,
los pacientes con diabetes siguen sin poder renovar el carné de conducir por un periodo superior a cinco años,
frente a los 10 de vigencia en personas sanas. Mercedes Maderuelo,
gerente de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), explica que
cambiar esto es una de las "principales luchas del colectivo en España,
para evitar discriminaciones por causas relacionadas con la enfermedad".
Maderuelo subraya que "no existen estadísticas" que corroboren que
los diabéticos tienen más accidentes que el resto de la población, por
lo que la medida es "además de injusta, totalmente absurda".
fuente : http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/03/16/noticias/1331919277.html